El templo del tiempo (original)
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choppi-kun
EdwardElric
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Re: El templo del tiempo (original)
Deberías de haber hecho el mundo de los sueños con 9 circulos y hubiera sido como el Infierno de Dante.
Como puedes ver esto ya no lo he leido por fanfic (el 17 y el 18), pero no se si lo repetire... si siguen sin aparecer tus respuestas a los reviews puede.
El monstruo era un monstruo-isla XD XD XD como Morla
Como puedes ver esto ya no lo he leido por fanfic (el 17 y el 18), pero no se si lo repetire... si siguen sin aparecer tus respuestas a los reviews puede.
El monstruo era un monstruo-isla XD XD XD como Morla
Re: El templo del tiempo (original)
si Morla mucho, pero no quiero plagiar a nadie a si que mi mundo es mi mundo y cada uno q se invente el suyo, ademas, no es culpa mia que a veces no aparezcan los mensajes, no es cosa mia, lo juro.
Re: El templo del tiempo (original)
Otro intento de suicidio por parte de Edward. ¿Es que no aprende? Si no quiero que muera, de verdad, pero con esa personalidad tan rara no puedo hacer nada (mentiroso). Bueno, nuevo capitulo de T.I.M.E., el templo del tiempo. Espero que lo disfruten tanto como yo. (casi me da un infarto al final del todo) ><
Capitulo 19: Explosiones
Edward y Alex a se encontraban en la siguiente tierra, el suelo era llano y lleno de hierba, y algo más delante de ellos había una montaña muy alta pero estaba partida por la mitad. Los trozos estaban separados dejando un hueco de unos diez metros. Edward y Alex pasaron entre las dos mitades de la montaña, era mucha la distancia que tenían que pasar para llegar hasta el otro lado pero fueron a un paso constante para no perder tiempo. Ya llegaron a la mitad y pararon unos minutos para recuperarse. Edward observó que las dos paredes de las montañas tenían ranuras suficientemente grandes como para poder meter las manos y los pies. De pronto Alex sintió que la tierra temblaba, vio como las pequeñas piedras del suelo daban botes y se lo hizo saber a Edward:
Alex: Edward, tenemos un problema, el suelo está temblando.
Edward: Eso es normal en una montaña.
Alex: No en la parte baja.
Edward: Seguro que no es nada. No te preocupes.
Alex observó las paredes de la montaña, observó que las paredes se estaban juntando poco a poco y al rato Edward también se dio cuenta.
Edward: Bueno, pensándolo mejor, creo que deberíamos irnos por donde hemos venido.
Algunas rocas caían desde la cima de la montaña y en seguida Edward y Alex corrieron hacia donde habían venido. Las paredes estaban mas juntas cada vez y el espacio era menor. Edward miró hacia atrás y vio como algo brillante caía al suelo, justo desde empezaron a correr:
Edward: ¡Alex! Tengo que volver
Alex: ¡No! ¿Para que vas a volver? ¡Podrías morir!
Edward: Tengo que comprobar una cosa, va a ser solo un momento.
Alex: ¡No! Sea lo que sea, es más importante tu vida.
Edward: Lo se, pero creo haber visto uno de mis números dorados y tengo que recuperarlo, si no, luego no podré sacarlo de entre las dos montañas.
Alex: ¡Ya se nos ocurrirá algo!
Edward: No puedo arriesgarme. Alex, vete fuera de aquí, por favor. Juro que volveré.
Alex: No lo harás.
Alex siguió su camino hacia la salida, la cual ya estaba próxima y Edward fue rápidamente hacía donde se podía encontrar el número dorado aunque se quedó un poco extrañado por las palabras de Alex. Ya no había casi espacio para que Edward pudiera pasar normal, tenía que andar de lado para seguir su camino. Ya llegó a donde él creía haber visto él número dorado, pero no veía nada, no estaba en el suelo.
Edward: No es posible, juraría que lo había visto caer. No hay nada en el suelo, entonces, a lo mejor no ha caído del todo.
Edward echó la cabeza hacia atrás para ver lo que había arriba, y efectivamente, él tenía razón, él número dorado estaba en uno de los huecos que tenía la pared. Edward comenzó a escalar poniendo las manos y los pies en los agujeros para escalar. Subía lo más rápido que podía y ya casi alcanzaba con la mano él número pero una roca le golpeó la cabeza e hizo que cayera al suelo. La cabeza le sangraba, es la primera vez que siendo un fantasma vio sangre en su cuerpo, pero no por ello se rindió. Intentó subir de nuevo, y cada vez caían más rocas y para evitar que no le volviera a dar otra, sacó su lanza y rompía las que le podían caer encima. Ya casi tenía el número dorado, solo lo rozaba y al intentar acercarse más, tiró el número al suelo.
Edward: Esto debe de ser una broma. Estas cosas solo me pasan a mi y cuando estoy solo.
Edward se dejó caer al suelo y de pronto las paredes dejaron de moverse, no se movía nada y no caía ninguna roca. Edward aprovechó para coger el número dorado del suelo pero no hacía nada, no brillaba ni se unía a él. Edward pensó que la magia de la montaña impedía que se uniera a él, pero no estaba seguro. Edward quiso salir de allí pero cuando fue a donde había venido, un muro de piedra que llegaba hasta lo más alto de la montaña le impidió el paso, fue al otro lado pero pasó exactamente lo mismo, un muro de piedra impedía el paso, fue a escalar por lo huecos de la pared y vio que se habían destruido. Edward estaba encerrado en agujero algo menor de un metro cuadrado pero sabía escalar sin la necesidad de los agujeros y se puso en ello. Iba demasiado lento pero pensó que si las paredes no se movían no habría ningún problema. Al poco rato, Edward ya iba por la mitad de la montaña y un ruido extraño le hizo pararse. Miró hacia abajo, y observó atentamente que la parte baja explotó intensamente, así paso con una pequeña parte superior de la explosión y así ocurría, las paredes de la montaña estaban explotando. Edward siguió subiendo pero las explosiones ascendían mucho más rápido que él. Edward no podía seguir adelante, estaba agotado de subir y las explosiones se acercaban más. De pronto una cuerda cayó a su lado, miró hacia arriba y vio que Alex estaba arriba del todo sujetándola. Edward cogió la cuerda y le hizo un gesto a Alex para que subiera hacia arriba y Alex le respondió con un tirón en la cuerda.
Alex: ¡Sujétate bien!
Alex tiró de la cuerda con mucha fuerza y Edward salió disparado hacia arriba en muy pocos segundos. La explosión estaba justo debajo de él pero al fin salió aunque siguió hacía arriba, ya había pasado a Alex y mientras Edward estaba en el aire, él y el número dorado brillaron. La explosión mas alta de la montaña llegó y al producirse, la montaña se unió de golpe provocando un gran terremoto pero de poca duración, al poca tiempo, Edward cayó en el suelo lentamente y cuando al fin llegó al suelo, él dejo de brillar.
Alex: Te dije no ibas a volver.
Edward: Lo se, pero me tenía que arriesgar, si no conseguí ese número no podría ver a Julia feliz de nuevo.
Alex: La verás feliz, algún día, pero de momento tienes que preocuparte por tu vida. Piensa que si mueres, otra vez, Julia dejaría de estar feliz el resto de su vida y eso es lo último que quieres.
Edward: Vale. Gracias Alex.
Alex: Perdona, ¿me las puedes dar dentro de unos segundos?
Alex cogió fuertemente a Edward y saltó hacia el arriba todo lo alto que pudo y mientras lo hacían, la montaña entera explotó aunque las rocas de la montaña se fueron hacia los lados y no hacia arriba.
Edward: Gracias Alex.
Alex: De nada Edward, te tendré que proteger para que no mueras, solo no irías a ningún lado.
Edward: ¡Como que no! ¡No me hace falta ningún tipo de ayuda!
Alex: Ni lo sueñes.
Continuara
Espero sinceramente que os haya gustado, a mi personalemte si me gusta, pero no leere aqui, mi archivo de Word es mejor XD (letra: Comic Sans MS, tamaño: 12)(Titulos: tamaño: 14, negrita) XD
Edward: Ya estoy soñando Alex!! XD
(De verdad, si veo que la gente no se muestra interesada en este fanfic dejo de publicarlo en esta web, lo siento de veras)
Capitulo 19: Explosiones
Edward y Alex a se encontraban en la siguiente tierra, el suelo era llano y lleno de hierba, y algo más delante de ellos había una montaña muy alta pero estaba partida por la mitad. Los trozos estaban separados dejando un hueco de unos diez metros. Edward y Alex pasaron entre las dos mitades de la montaña, era mucha la distancia que tenían que pasar para llegar hasta el otro lado pero fueron a un paso constante para no perder tiempo. Ya llegaron a la mitad y pararon unos minutos para recuperarse. Edward observó que las dos paredes de las montañas tenían ranuras suficientemente grandes como para poder meter las manos y los pies. De pronto Alex sintió que la tierra temblaba, vio como las pequeñas piedras del suelo daban botes y se lo hizo saber a Edward:
Alex: Edward, tenemos un problema, el suelo está temblando.
Edward: Eso es normal en una montaña.
Alex: No en la parte baja.
Edward: Seguro que no es nada. No te preocupes.
Alex observó las paredes de la montaña, observó que las paredes se estaban juntando poco a poco y al rato Edward también se dio cuenta.
Edward: Bueno, pensándolo mejor, creo que deberíamos irnos por donde hemos venido.
Algunas rocas caían desde la cima de la montaña y en seguida Edward y Alex corrieron hacia donde habían venido. Las paredes estaban mas juntas cada vez y el espacio era menor. Edward miró hacia atrás y vio como algo brillante caía al suelo, justo desde empezaron a correr:
Edward: ¡Alex! Tengo que volver
Alex: ¡No! ¿Para que vas a volver? ¡Podrías morir!
Edward: Tengo que comprobar una cosa, va a ser solo un momento.
Alex: ¡No! Sea lo que sea, es más importante tu vida.
Edward: Lo se, pero creo haber visto uno de mis números dorados y tengo que recuperarlo, si no, luego no podré sacarlo de entre las dos montañas.
Alex: ¡Ya se nos ocurrirá algo!
Edward: No puedo arriesgarme. Alex, vete fuera de aquí, por favor. Juro que volveré.
Alex: No lo harás.
Alex siguió su camino hacia la salida, la cual ya estaba próxima y Edward fue rápidamente hacía donde se podía encontrar el número dorado aunque se quedó un poco extrañado por las palabras de Alex. Ya no había casi espacio para que Edward pudiera pasar normal, tenía que andar de lado para seguir su camino. Ya llegó a donde él creía haber visto él número dorado, pero no veía nada, no estaba en el suelo.
Edward: No es posible, juraría que lo había visto caer. No hay nada en el suelo, entonces, a lo mejor no ha caído del todo.
Edward echó la cabeza hacia atrás para ver lo que había arriba, y efectivamente, él tenía razón, él número dorado estaba en uno de los huecos que tenía la pared. Edward comenzó a escalar poniendo las manos y los pies en los agujeros para escalar. Subía lo más rápido que podía y ya casi alcanzaba con la mano él número pero una roca le golpeó la cabeza e hizo que cayera al suelo. La cabeza le sangraba, es la primera vez que siendo un fantasma vio sangre en su cuerpo, pero no por ello se rindió. Intentó subir de nuevo, y cada vez caían más rocas y para evitar que no le volviera a dar otra, sacó su lanza y rompía las que le podían caer encima. Ya casi tenía el número dorado, solo lo rozaba y al intentar acercarse más, tiró el número al suelo.
Edward: Esto debe de ser una broma. Estas cosas solo me pasan a mi y cuando estoy solo.
Edward se dejó caer al suelo y de pronto las paredes dejaron de moverse, no se movía nada y no caía ninguna roca. Edward aprovechó para coger el número dorado del suelo pero no hacía nada, no brillaba ni se unía a él. Edward pensó que la magia de la montaña impedía que se uniera a él, pero no estaba seguro. Edward quiso salir de allí pero cuando fue a donde había venido, un muro de piedra que llegaba hasta lo más alto de la montaña le impidió el paso, fue al otro lado pero pasó exactamente lo mismo, un muro de piedra impedía el paso, fue a escalar por lo huecos de la pared y vio que se habían destruido. Edward estaba encerrado en agujero algo menor de un metro cuadrado pero sabía escalar sin la necesidad de los agujeros y se puso en ello. Iba demasiado lento pero pensó que si las paredes no se movían no habría ningún problema. Al poco rato, Edward ya iba por la mitad de la montaña y un ruido extraño le hizo pararse. Miró hacia abajo, y observó atentamente que la parte baja explotó intensamente, así paso con una pequeña parte superior de la explosión y así ocurría, las paredes de la montaña estaban explotando. Edward siguió subiendo pero las explosiones ascendían mucho más rápido que él. Edward no podía seguir adelante, estaba agotado de subir y las explosiones se acercaban más. De pronto una cuerda cayó a su lado, miró hacia arriba y vio que Alex estaba arriba del todo sujetándola. Edward cogió la cuerda y le hizo un gesto a Alex para que subiera hacia arriba y Alex le respondió con un tirón en la cuerda.
Alex: ¡Sujétate bien!
Alex tiró de la cuerda con mucha fuerza y Edward salió disparado hacia arriba en muy pocos segundos. La explosión estaba justo debajo de él pero al fin salió aunque siguió hacía arriba, ya había pasado a Alex y mientras Edward estaba en el aire, él y el número dorado brillaron. La explosión mas alta de la montaña llegó y al producirse, la montaña se unió de golpe provocando un gran terremoto pero de poca duración, al poca tiempo, Edward cayó en el suelo lentamente y cuando al fin llegó al suelo, él dejo de brillar.
Alex: Te dije no ibas a volver.
Edward: Lo se, pero me tenía que arriesgar, si no conseguí ese número no podría ver a Julia feliz de nuevo.
Alex: La verás feliz, algún día, pero de momento tienes que preocuparte por tu vida. Piensa que si mueres, otra vez, Julia dejaría de estar feliz el resto de su vida y eso es lo último que quieres.
Edward: Vale. Gracias Alex.
Alex: Perdona, ¿me las puedes dar dentro de unos segundos?
Alex cogió fuertemente a Edward y saltó hacia el arriba todo lo alto que pudo y mientras lo hacían, la montaña entera explotó aunque las rocas de la montaña se fueron hacia los lados y no hacia arriba.
Edward: Gracias Alex.
Alex: De nada Edward, te tendré que proteger para que no mueras, solo no irías a ningún lado.
Edward: ¡Como que no! ¡No me hace falta ningún tipo de ayuda!
Alex: Ni lo sueñes.
Continuara
Espero sinceramente que os haya gustado, a mi personalemte si me gusta, pero no leere aqui, mi archivo de Word es mejor XD (letra: Comic Sans MS, tamaño: 12)(Titulos: tamaño: 14, negrita) XD
Edward: Ya estoy soñando Alex!! XD
(De verdad, si veo que la gente no se muestra interesada en este fanfic dejo de publicarlo en esta web, lo siento de veras)
Re: El templo del tiempo (original)
podre otro capitulo... hare el esfuerzo... espero q os guste el capitulo nº 20 (jamas pense que llegaría a tanto)
Capitulo 20: La culpa del viento.
Edward y Alex salieron de los restos de la montaña y sin pararse a descansar llegaron a una tierra donde un viento fuerte soplaba continuamente. Alex se sujetaba fuertemente a Edward porque, debido a su aspecto de niño, se elevaba del suelo con facilidad. A medida que avanzaban el viento soplaba más fuerte y Edward tuvo que sacar su lanza e ir clavándola en el suelo para no volar también pero llegado un punto ya no pudieron avanzar mas. El viento les venia en contra a si que Edward lo aprovechó para soltar la lanza del suelo y salir volando hasta el punto donde habían partido. Suerte que no soplaba viento mas allá de la frontera y pudieron quedarse cerca para planear algo e intentar cruzar de nuevo.
Alex: Es una lastima que el viento venga de enfrente nuestra y no podamos avanzar demasiado. ¿Aquí también hay un número dorado?
Edward: Tiene que haber uno, si no, no tendría sentido este viento tan fuerte que nos impide el paso.
Alex: Bueno, también se puede pensar que como en este mundo hay muchas tierras diferentes y en cada una pasa una cosa diferente...
Edward: No, si las diferentes tierras actúan así es porque una amenaza quiere algo que tiene la tierra. En este caso son los números dorados, en cuanto desaparecen de la respectiva tierra, este deja de actuar de forma agresiva. El monstruo del lago nos atacaba porque el numero estaba incrustado en el y cuando yo lo conseguí dejo de atacarnos, la montaña se destruyó porque había sacado el numero del interior. Por eso se que aquí debe de haber algún número dorado, este viento no se produce solo porque si.
Edward estaba convencido completamente de que lo que decía era cierto pero en ese momento apareció Saphira de la nada y le corrigió:
Saphira: Me temo que te equivocas en todo joven heredero del tiempo. Todo esto lo estoy creando yo, por algo este es mi mundo.
Edward: ¿Tu creas todo en este mundo? Entonces, ¿porque no nos has matado ya con tus trucos?
Saphira: Porque no es mi estilo, no mato a la gente tan fácilmente, me gusta jugar con ellos y hacer que se maten solos. A estas alturas ya habríais muerto pero quizás os estoy subestimando.
Alex: Por eso hemos venido a buscar los números dorados, nos enviaron porque el consejo sabe que podremos recuperar los números.
Saphira: El consejo fueron los que me trajeron aquí esos números. Me pidieron que los guardase aquí en este mundo y acepté, pero los escondí en diferentes lugares de estas tierras.
Edward: Pero si el consejo fue quien te pidió que los guardaras, ¿porque no nos los das sin mas? Se supone que eres una aliada.
Saphira: En absoluto. Solo dejaron los números en este mundo porque saben que yo no puedo salir de aquí a si que no habría ningún problema. Que sepáis que no sois lo suficientemente buenos como para estar aquí, si no, no os habría capturado nada mas haber llegado vosotros a este mundo.
Edward: A mi no me atrapaste.
Saphira: Cierto, pero si no quedaba alguien despierto, no sería interesante ni divertido. Compréndeme, muy pocas personas vienen a visitarme.
Edward: ¿Dónde están los demás? ¿Qué has hecho con ellos?
Saphira: Todavía nada, siguen siendo preciosas figuras de cristal apunto de romperse.
Edward: ¡Devuélveles a la normalidad!
Saphira: Esta bien, como quieras.
Saphira creó un tornado a lo lejos pero que poco a poco se aproximaba y dentro de aquel tornado, Edward y Alex vieron a una persona que flotaba. Edward creía que era Julia, quería que fuera Julia pero se dio cuenta de que el cuerpo era de mas estatura que ella.
Saphira: No es Julia, pero os podrá ayudar en algo puesto que cada vez, me iré poniendo mas seria. Esto lo creo yo, no es culpa de ningún número, aunque para número, el que tiene Nazaret en sus ropas.
Saphira desapareció de la misma forma que apareció y Edward y Alex fueron lo mas rápido que pudieron hacia el tornado y dejando que el tornado los absorbiera. Dentro del tornado Edward y Alex ascendían rápidamente hasta llegar donde estaba Nazaret. Observaban como Nazaret ya no era una figura de cristal pero estaba inconsciente y no sabia lo que pasaba y su cuello sostenía una cuerda de cuero con el número dorado. Alex y Edward llegaron hasta ella y entre los dos la sujetaron fuertemente y siguieron hacia arriba pero cuando llegaron a lo mas alto del tornado, este desapareció instantáneamente y Edward y los demás empezaron a caer con fuerza y cuando estaban llegando al suelo un viento sopló suavemente hacia arriba que hacia que la velocidad de caída disminuía hasta llegar a abajo del todo. Edward fue a coger el número para tenerlo dentro de si mismo pero cuando vio que en la cuerda no estaba el número se desesperó intentando buscarlo entre el resto de las ropas de Nazaret.
Alex: Lo siento Edward, teníamos que haber cogido el número antes de que lo perdiéramos de vista.
Edward: No pasa nada, seguramente esté en esta tierra, mañana por la mañana lo buscaremos ya que podremos ver mejor que ahora.
Alex: Edward, mira hacía atrás.
Edward le hizo caso. Miró hacia donde indicaba Alex, donde se encontraba la siguiente tierra y en el cielo miró algo brillante caer.
Alex: El número dorado se soltó en el tornado y se fue hacia nuestro siguiente destino. Seguramente lo encontraremos allí y lo podremos recuperar.
Edward: Y a lo mejor encontraremos otro número nuevo. Introduciré en mi dos números muy seguidamente. Podría pasarme algo.
Alex: ¿Por qué supones eso?
Edward: No lo se, a lo mejor es porque los número son fuentes de energía muy poderosas y si meter una en mi interior es agotador, meter dos no se que me produciría.
Alex: No te preocupes. Si algo te pasara Nazaret y yo te ayudaremos. Debemos hacerlo hasta que volvamos a casa.
Edward: Gracias Alex.
Edward y Alex durmieron en el suelo de aquella tierra sabiendo que nada les podría ocurrir. En medio de la noche, Nazaret se despertó y dio un salto hacia arriba como si una pesadilla hubiera tenido, pero se mareó y se volvió a tumbar.
Nazaret: Estoy despierta, menos mal, creía que nunca iba a despertar. Bueno, será mejor hacerse la dormida hasta el amanecer para que Edward y Alex no sospechen.
Espero que os haya gustado, pronto mas capitulos (ahora en 1 minutito) XD
Capitulo 20: La culpa del viento.
Edward y Alex salieron de los restos de la montaña y sin pararse a descansar llegaron a una tierra donde un viento fuerte soplaba continuamente. Alex se sujetaba fuertemente a Edward porque, debido a su aspecto de niño, se elevaba del suelo con facilidad. A medida que avanzaban el viento soplaba más fuerte y Edward tuvo que sacar su lanza e ir clavándola en el suelo para no volar también pero llegado un punto ya no pudieron avanzar mas. El viento les venia en contra a si que Edward lo aprovechó para soltar la lanza del suelo y salir volando hasta el punto donde habían partido. Suerte que no soplaba viento mas allá de la frontera y pudieron quedarse cerca para planear algo e intentar cruzar de nuevo.
Alex: Es una lastima que el viento venga de enfrente nuestra y no podamos avanzar demasiado. ¿Aquí también hay un número dorado?
Edward: Tiene que haber uno, si no, no tendría sentido este viento tan fuerte que nos impide el paso.
Alex: Bueno, también se puede pensar que como en este mundo hay muchas tierras diferentes y en cada una pasa una cosa diferente...
Edward: No, si las diferentes tierras actúan así es porque una amenaza quiere algo que tiene la tierra. En este caso son los números dorados, en cuanto desaparecen de la respectiva tierra, este deja de actuar de forma agresiva. El monstruo del lago nos atacaba porque el numero estaba incrustado en el y cuando yo lo conseguí dejo de atacarnos, la montaña se destruyó porque había sacado el numero del interior. Por eso se que aquí debe de haber algún número dorado, este viento no se produce solo porque si.
Edward estaba convencido completamente de que lo que decía era cierto pero en ese momento apareció Saphira de la nada y le corrigió:
Saphira: Me temo que te equivocas en todo joven heredero del tiempo. Todo esto lo estoy creando yo, por algo este es mi mundo.
Edward: ¿Tu creas todo en este mundo? Entonces, ¿porque no nos has matado ya con tus trucos?
Saphira: Porque no es mi estilo, no mato a la gente tan fácilmente, me gusta jugar con ellos y hacer que se maten solos. A estas alturas ya habríais muerto pero quizás os estoy subestimando.
Alex: Por eso hemos venido a buscar los números dorados, nos enviaron porque el consejo sabe que podremos recuperar los números.
Saphira: El consejo fueron los que me trajeron aquí esos números. Me pidieron que los guardase aquí en este mundo y acepté, pero los escondí en diferentes lugares de estas tierras.
Edward: Pero si el consejo fue quien te pidió que los guardaras, ¿porque no nos los das sin mas? Se supone que eres una aliada.
Saphira: En absoluto. Solo dejaron los números en este mundo porque saben que yo no puedo salir de aquí a si que no habría ningún problema. Que sepáis que no sois lo suficientemente buenos como para estar aquí, si no, no os habría capturado nada mas haber llegado vosotros a este mundo.
Edward: A mi no me atrapaste.
Saphira: Cierto, pero si no quedaba alguien despierto, no sería interesante ni divertido. Compréndeme, muy pocas personas vienen a visitarme.
Edward: ¿Dónde están los demás? ¿Qué has hecho con ellos?
Saphira: Todavía nada, siguen siendo preciosas figuras de cristal apunto de romperse.
Edward: ¡Devuélveles a la normalidad!
Saphira: Esta bien, como quieras.
Saphira creó un tornado a lo lejos pero que poco a poco se aproximaba y dentro de aquel tornado, Edward y Alex vieron a una persona que flotaba. Edward creía que era Julia, quería que fuera Julia pero se dio cuenta de que el cuerpo era de mas estatura que ella.
Saphira: No es Julia, pero os podrá ayudar en algo puesto que cada vez, me iré poniendo mas seria. Esto lo creo yo, no es culpa de ningún número, aunque para número, el que tiene Nazaret en sus ropas.
Saphira desapareció de la misma forma que apareció y Edward y Alex fueron lo mas rápido que pudieron hacia el tornado y dejando que el tornado los absorbiera. Dentro del tornado Edward y Alex ascendían rápidamente hasta llegar donde estaba Nazaret. Observaban como Nazaret ya no era una figura de cristal pero estaba inconsciente y no sabia lo que pasaba y su cuello sostenía una cuerda de cuero con el número dorado. Alex y Edward llegaron hasta ella y entre los dos la sujetaron fuertemente y siguieron hacia arriba pero cuando llegaron a lo mas alto del tornado, este desapareció instantáneamente y Edward y los demás empezaron a caer con fuerza y cuando estaban llegando al suelo un viento sopló suavemente hacia arriba que hacia que la velocidad de caída disminuía hasta llegar a abajo del todo. Edward fue a coger el número para tenerlo dentro de si mismo pero cuando vio que en la cuerda no estaba el número se desesperó intentando buscarlo entre el resto de las ropas de Nazaret.
Alex: Lo siento Edward, teníamos que haber cogido el número antes de que lo perdiéramos de vista.
Edward: No pasa nada, seguramente esté en esta tierra, mañana por la mañana lo buscaremos ya que podremos ver mejor que ahora.
Alex: Edward, mira hacía atrás.
Edward le hizo caso. Miró hacia donde indicaba Alex, donde se encontraba la siguiente tierra y en el cielo miró algo brillante caer.
Alex: El número dorado se soltó en el tornado y se fue hacia nuestro siguiente destino. Seguramente lo encontraremos allí y lo podremos recuperar.
Edward: Y a lo mejor encontraremos otro número nuevo. Introduciré en mi dos números muy seguidamente. Podría pasarme algo.
Alex: ¿Por qué supones eso?
Edward: No lo se, a lo mejor es porque los número son fuentes de energía muy poderosas y si meter una en mi interior es agotador, meter dos no se que me produciría.
Alex: No te preocupes. Si algo te pasara Nazaret y yo te ayudaremos. Debemos hacerlo hasta que volvamos a casa.
Edward: Gracias Alex.
Edward y Alex durmieron en el suelo de aquella tierra sabiendo que nada les podría ocurrir. En medio de la noche, Nazaret se despertó y dio un salto hacia arriba como si una pesadilla hubiera tenido, pero se mareó y se volvió a tumbar.
Nazaret: Estoy despierta, menos mal, creía que nunca iba a despertar. Bueno, será mejor hacerse la dormida hasta el amanecer para que Edward y Alex no sospechen.
Espero que os haya gustado, pronto mas capitulos (ahora en 1 minutito) XD
Re: El templo del tiempo (original)
Capitulo 21: La sombra
A la mañana siguiente, Edward y Alex se despertaron comprobando que nada les había ocurrido durante la noche y que nada le había ocurrido a Nazaret. No pudieron moverse mucho para buscar comida por los parajes en los que se encontraban pues todo era una llanura completamente vacía y gris, lo único que se podía observar eran las tierras que lo delimitaban. Al rato, Nazaret se despertó y observó que era de día y que Edward y Alex les observaban.
Nazaret: No me miréis, me siento incomoda. ¿No tenéis otra cosa mejor que hacer? Buscadme comida.
Edward: Lo siento, aquí no hay nada para comer. Estamos en una tierra completamente desierta y seca, no hay nada, pero iré a buscar por si acaso.
Alex: Voy contigo.
Edward: No, estaré bien, tu cuida de Nazaret.
Alex: Esta bien.
Edward se fue y Alex y Nazaret se quedaron solos. Nazaret le dio la espalda a Alex mientras seguía tumbada pero habló igualmente:
Nazaret: Tu también fuiste raptado, ¿no?
Alex: Si, todos fuimos raptados excepto Edward.
Nazaret: Que coincidencia. Espero que podamos salvar a los demás.
Alex: Si, eso espero.
Nazaret: No podemos tardar mucho mas, sus cuerpos cristalizados se rompen lentamente a medida que pasa el tiempo.
Alex: ¿Pudiste ver algo mientras estabas allí?
Nazaret: No, no pude ver nada, aunque me desperté mientras venía hacia aquí. Hay muchas dificultades en este mundo, demasiadas. ¿Cuántos números ha recuperado Edward?
Alex: Solo cuatro, pero en la siguiente tierra podemos recuperar otros dos.
Nazaret: Ya tendríamos la mitad. Bueno, cuanto antes acabe esto, antes podremos volver.
Alex: Cuando Edward consiga los doce números tendremos que estar con él en la batalla contra Gaghio y lo sabes.
Nazaret: Lo se, es nuestro deber protegerle y ayudarle en todo lo que necesite, pero hay veces que no me apetece hacerlo.
Nazaret y Alex estuvieron callados unos segundos hasta que Nazaret volvió a dirigir la palabra a Alex:
Nazaret: ¿Sigues enfadado con tu padre? Cuando le viste por ultima vez no le hablaste.
Alex: ¡Claro que sigo enfadado con el! No puedo verle sin pensar en lo que me hizo.
Nazaret: Lo hizo para que no fueras como el, se preocupó por ti en todo momento y le dolió haberte hecho aquello.
Alex: ¡Tu me podrías haber salvado! ¡Eres maga! ¡Podrías haber recurrido a la magia en vez de dejar que mi padre me matara!
Nazaret se sentía mal por aquello que le había dicho Alex pero tenía razón. Alex se encogió y metió la cabeza entre la rodillas y empezó a llorar y Nazaret le acarició el pelo para que se tranquilizarle.
Unos minutos después, apreció Edward a lo lejos, se acercó a Nazaret y pidió disculpas por no haber podido encontrar nada de comida pero Nazaret le dijo que no se preocupara y le explicó:
Nazaret: Parece que en este mundo no sentimos hambre ni sed, dos sensaciones que son muy importantes para cualquier humano, sin embargo, las sensaciones de cansancio y debilidad son más fuertes aquí que en nuestro mundo.
Edward: Creo que tienes razón, pero ¿cómo lo puedes saber si todavía no has hecho nada desde que te rescatamos?
Nazaret: Mientras llegaba aquí junto a Saphira, yo estaba algo despierta y ella me lo contó sin que la hubiera preguntado.
Alex: No se que intenta esa mujer, pero no parece que quiera ser un enemigo nuestro.
Edward: Pero lo es, nos impide ir por cada tierra que pasamos, nos intenta matar y os han secuestrado a todos. Hace que nos ayuda para que creamos que podamos confiar en ella.
Nazaret: Bueno, pues entonces deberíamos irnos de aquí antes de que intente algo.
Nazaret se levantó del suelo y empezó a caminar tranquilamente y antes de que Edward la siguiera, Alex le cogió del pantalón y le dijo:
Alex: Edward. ¿Te puedo pedir un favor?
Edward: Claro. ¿De que se trata?
Alex: Es que se esta levantando viento y no me gustaría salir volando y he pensado que...
Edward no le dejó terminar pues ya sabía lo que quería. Se colocó detrás de el y rápidamente metió su cabeza entre las finas piernas de Alex y le levantó del suelo sosteniéndole sobre sus hombros.
Edward: Así no te volarás. Sujétate fuerte a mi.
Edward se puso en marcha pero poco después de avanzar unos pasos, Edward se paró y se dio la vuelta. Miró atentamente a la lejanía y observó un ser completamente negro que se encontraba de pie mirándoles. Edward no podía ver sus ojos porque estaban tapados por su pelo.
Alex: ¿Qué pasa Edward? ¿Se te ha olvidado algo?
Edward no contestó y seguía mirando a aquel ser oscuro. No solo sus ropas eran negras, sino que también todo su cuerpo era negro. Pero de pronto, aquel ser sonrío maliciosamente a Edward y desapareció del lugar.
Alex: ¿Edward? ¿Estas bien?
Edward: ¿Lo has visto? ¿Qué demonios era eso?
Alex: ¿Qué he tenido que ver? ¿Qué era que?
Edward: Ahí había alguien, nos estaba mirando.
Alex: Edward, allí no había nadie.
Edward se extrañó y no continuó con la conversación, prefirió seguir el camino sin decir nada más.
Cuando Edward y los demás llegaron a la siguiente tierra, Edward bajó a Alex de sus hombros y vieron el volcán que había delante de ellos y Edward le dijo a Nazaret:
Edward: Nazaret, es mejor que esperes aquí abajo. Alex y yo iremos rápidos y tardaremos lo menos posible en volver.
Nazaret le miró con cara de desprecio, cogió la manó de Edward y de Alex y les hizo desaparecer de donde estaban para llevarlos al interior del volcán.
Edward: ¿Dónde estamos, Alex?
Alex: En el interior del volcán, creo que Nazaret nos ha enviado aquí.
Edward: ¿Cómo?
Alex: Es una maga negra, una de las mejores, no la subestimes.
Edward: No sabía que los magos negros tenían este poder.
Alex: Bueno, su poder solo les deja mover a otros seres pero no a si mismos. El poder esta bien pero algo inútil para aquel que lo ejecuta.
Edward estaba de pie dentro del volcán, en una zona bastante profunda, eso era porque el volcán esta inactivo y la superficie de la lava se ha secado, pero aun así es un suelo inestable. Además, toda la pared circular del volcán tenía escalones de la misma roca que había dentro del volcán formando una escalera de caracol que conducía perfectamente hasta la cima. Los números dorados se situaban en el suelo, en el centro del volcán, al mismo nivel que Edward y Alex. Ellos lo vieron y fueron rápidamente a por ellos. Edward los cogió uno en cada mano y en seguida se metieron dentro de él. Edward y Alex subieron la escalera de caracol pero a los pocos metros de altura, Edward se desmayó y se cayó al fondo del todo, con lo que el suelo se agrieto y empezó a subir lentamente la lava. Alex saltó rápidamente y en cuanto le sostuvo la cabeza su cuerpo empezó a brillar como si del mismísimo sol se tratase.
AAAAAAAAAAAAAAH! que habra pasado! q le pasa a Edward! me va a cegar a mi querido Alex! nooooo! que dira su madre de esto! xD
A la mañana siguiente, Edward y Alex se despertaron comprobando que nada les había ocurrido durante la noche y que nada le había ocurrido a Nazaret. No pudieron moverse mucho para buscar comida por los parajes en los que se encontraban pues todo era una llanura completamente vacía y gris, lo único que se podía observar eran las tierras que lo delimitaban. Al rato, Nazaret se despertó y observó que era de día y que Edward y Alex les observaban.
Nazaret: No me miréis, me siento incomoda. ¿No tenéis otra cosa mejor que hacer? Buscadme comida.
Edward: Lo siento, aquí no hay nada para comer. Estamos en una tierra completamente desierta y seca, no hay nada, pero iré a buscar por si acaso.
Alex: Voy contigo.
Edward: No, estaré bien, tu cuida de Nazaret.
Alex: Esta bien.
Edward se fue y Alex y Nazaret se quedaron solos. Nazaret le dio la espalda a Alex mientras seguía tumbada pero habló igualmente:
Nazaret: Tu también fuiste raptado, ¿no?
Alex: Si, todos fuimos raptados excepto Edward.
Nazaret: Que coincidencia. Espero que podamos salvar a los demás.
Alex: Si, eso espero.
Nazaret: No podemos tardar mucho mas, sus cuerpos cristalizados se rompen lentamente a medida que pasa el tiempo.
Alex: ¿Pudiste ver algo mientras estabas allí?
Nazaret: No, no pude ver nada, aunque me desperté mientras venía hacia aquí. Hay muchas dificultades en este mundo, demasiadas. ¿Cuántos números ha recuperado Edward?
Alex: Solo cuatro, pero en la siguiente tierra podemos recuperar otros dos.
Nazaret: Ya tendríamos la mitad. Bueno, cuanto antes acabe esto, antes podremos volver.
Alex: Cuando Edward consiga los doce números tendremos que estar con él en la batalla contra Gaghio y lo sabes.
Nazaret: Lo se, es nuestro deber protegerle y ayudarle en todo lo que necesite, pero hay veces que no me apetece hacerlo.
Nazaret y Alex estuvieron callados unos segundos hasta que Nazaret volvió a dirigir la palabra a Alex:
Nazaret: ¿Sigues enfadado con tu padre? Cuando le viste por ultima vez no le hablaste.
Alex: ¡Claro que sigo enfadado con el! No puedo verle sin pensar en lo que me hizo.
Nazaret: Lo hizo para que no fueras como el, se preocupó por ti en todo momento y le dolió haberte hecho aquello.
Alex: ¡Tu me podrías haber salvado! ¡Eres maga! ¡Podrías haber recurrido a la magia en vez de dejar que mi padre me matara!
Nazaret se sentía mal por aquello que le había dicho Alex pero tenía razón. Alex se encogió y metió la cabeza entre la rodillas y empezó a llorar y Nazaret le acarició el pelo para que se tranquilizarle.
Unos minutos después, apreció Edward a lo lejos, se acercó a Nazaret y pidió disculpas por no haber podido encontrar nada de comida pero Nazaret le dijo que no se preocupara y le explicó:
Nazaret: Parece que en este mundo no sentimos hambre ni sed, dos sensaciones que son muy importantes para cualquier humano, sin embargo, las sensaciones de cansancio y debilidad son más fuertes aquí que en nuestro mundo.
Edward: Creo que tienes razón, pero ¿cómo lo puedes saber si todavía no has hecho nada desde que te rescatamos?
Nazaret: Mientras llegaba aquí junto a Saphira, yo estaba algo despierta y ella me lo contó sin que la hubiera preguntado.
Alex: No se que intenta esa mujer, pero no parece que quiera ser un enemigo nuestro.
Edward: Pero lo es, nos impide ir por cada tierra que pasamos, nos intenta matar y os han secuestrado a todos. Hace que nos ayuda para que creamos que podamos confiar en ella.
Nazaret: Bueno, pues entonces deberíamos irnos de aquí antes de que intente algo.
Nazaret se levantó del suelo y empezó a caminar tranquilamente y antes de que Edward la siguiera, Alex le cogió del pantalón y le dijo:
Alex: Edward. ¿Te puedo pedir un favor?
Edward: Claro. ¿De que se trata?
Alex: Es que se esta levantando viento y no me gustaría salir volando y he pensado que...
Edward no le dejó terminar pues ya sabía lo que quería. Se colocó detrás de el y rápidamente metió su cabeza entre las finas piernas de Alex y le levantó del suelo sosteniéndole sobre sus hombros.
Edward: Así no te volarás. Sujétate fuerte a mi.
Edward se puso en marcha pero poco después de avanzar unos pasos, Edward se paró y se dio la vuelta. Miró atentamente a la lejanía y observó un ser completamente negro que se encontraba de pie mirándoles. Edward no podía ver sus ojos porque estaban tapados por su pelo.
Alex: ¿Qué pasa Edward? ¿Se te ha olvidado algo?
Edward no contestó y seguía mirando a aquel ser oscuro. No solo sus ropas eran negras, sino que también todo su cuerpo era negro. Pero de pronto, aquel ser sonrío maliciosamente a Edward y desapareció del lugar.
Alex: ¿Edward? ¿Estas bien?
Edward: ¿Lo has visto? ¿Qué demonios era eso?
Alex: ¿Qué he tenido que ver? ¿Qué era que?
Edward: Ahí había alguien, nos estaba mirando.
Alex: Edward, allí no había nadie.
Edward se extrañó y no continuó con la conversación, prefirió seguir el camino sin decir nada más.
Cuando Edward y los demás llegaron a la siguiente tierra, Edward bajó a Alex de sus hombros y vieron el volcán que había delante de ellos y Edward le dijo a Nazaret:
Edward: Nazaret, es mejor que esperes aquí abajo. Alex y yo iremos rápidos y tardaremos lo menos posible en volver.
Nazaret le miró con cara de desprecio, cogió la manó de Edward y de Alex y les hizo desaparecer de donde estaban para llevarlos al interior del volcán.
Edward: ¿Dónde estamos, Alex?
Alex: En el interior del volcán, creo que Nazaret nos ha enviado aquí.
Edward: ¿Cómo?
Alex: Es una maga negra, una de las mejores, no la subestimes.
Edward: No sabía que los magos negros tenían este poder.
Alex: Bueno, su poder solo les deja mover a otros seres pero no a si mismos. El poder esta bien pero algo inútil para aquel que lo ejecuta.
Edward estaba de pie dentro del volcán, en una zona bastante profunda, eso era porque el volcán esta inactivo y la superficie de la lava se ha secado, pero aun así es un suelo inestable. Además, toda la pared circular del volcán tenía escalones de la misma roca que había dentro del volcán formando una escalera de caracol que conducía perfectamente hasta la cima. Los números dorados se situaban en el suelo, en el centro del volcán, al mismo nivel que Edward y Alex. Ellos lo vieron y fueron rápidamente a por ellos. Edward los cogió uno en cada mano y en seguida se metieron dentro de él. Edward y Alex subieron la escalera de caracol pero a los pocos metros de altura, Edward se desmayó y se cayó al fondo del todo, con lo que el suelo se agrieto y empezó a subir lentamente la lava. Alex saltó rápidamente y en cuanto le sostuvo la cabeza su cuerpo empezó a brillar como si del mismísimo sol se tratase.
AAAAAAAAAAAAAAH! que habra pasado! q le pasa a Edward! me va a cegar a mi querido Alex! nooooo! que dira su madre de esto! xD
Re: El templo del tiempo (original)
Capítulo 22: Yo me llamo Daniel
Edward: ¿Dónde estoy?
Edward se encontraba tumbado en el suelo de un gran salón, la luz de las lámparas que iluminaban la habitación se encontraban tiradas por el suelo y rotas y en el salón no había nadie salvo Edward, estaba completamente solo.
Edward: ¿Alguien me puede oír? ¿Alguien sabe que estoy aquí?
Edward no forzó la voz para saber si había alguien porque supuso que estaba solo, él se levantó despacio y observó a su alrededor. Había una puerta muy grande al final del salón y que se encontraba cerrada. Edward fue hacia la puerta y antes de que pudiera sostener en su mano el picaporte una voz en el otro extremo del salón le paró. Fue hacía allí pero no veía nada raro, nada que no estuviera allí antes.
Edward: ¡¿Hay alguien aquí?! ¡¿Hola?!
Edward corrió hacia una ventana, estaban tapadas con grandes cortinas de color negro pero cuando Edward fue a correr la cortina observó que la ventana estaba tapiada y miró en todas las ventanas y todas estaban igual. Volvió a la puerta grande del salón y antes de que pudiera volver a sostener en su mano el picaporte una nueva voz le detuvo, pero esta era más clara y Edward parecía reconocerla.
Daniel: No podrás abrir esa puerta. Esta sellada mágicamente.
Edward se dio la vuelta para observarle, estaba observando su antiguo cuerpo, pero por alguna razón estaba consiente, el mismo estaba en dos sitios al mismo tiempo aunque Edward dudaba de que el alma de Daniel fuera el suyo.
Daniel: ¿Te has quedado sin palabras? ¿No eres capaz de hablar contigo mismo? ¿Con tu otro yo?
Edward se quedó mirándole y Daniel se aproximaba a Edward mientras decía:
Daniel: No sientas vergüenza Edward, tu y yo somos la misma persona, nos conocemos bastante bien. ¿Quieres saber que es este lugar?
Edward: Ya se cual es este lugar, ya se donde estoy, pero la ultima vez que lo vi no estaba así.
Daniel: Cierto, se produjo este caos cuando morimos.
Edward: Este rincón de mi alma era el mas bello de todos y el más privado, ¡nadie debería de estar aquí salvo yo!
Daniel: Solo estamos nosotros dos y somos la misma persona así que en realidad solo estas tu.
Edward: ¿Qué eres tu?
Daniel: Yo soy tu, ya te lo he dicho, pero si estamos dentro de nuestra alma es lógico que nos encontremos con nuestro autentico yo, pero cuando morimos nuestra alma y nuestro cuerpo fueron separados pero estaban unidos por la mente. El mágico poder de la mitad de los números dorados ha provocado esto, están intentando anular el hechizo que lanzó el consejo sobre nosotros. ¡Aquella norma estúpida de privarnos de las personas a las que amamos durante la muerte! ¡Dejar de ser reconocidos por otros que nos quieren! Y vagar en este mundo solitariamente hasta el mismísimo fin, que, por si no lo sabes, eso no esta tan lejos después de todo.
Edward: ¡Yo evitaré que tal cosa suceda! Aunque tenga que hacerlo solo.
Daniel: Estás solo en esta batalla, pero si tu y yo nos unimos dejaremos de estarlo. ¿No es eso lo que quieres? Desde que morimos por culpa de Gaghio hemos estado cuidando de Julia sin que ella supiera quien somos en realidad. La hemos estado amado en silencio sin poder decir nada todo este tiempo y ella sigue amando a Daniel aunque ella supiera que haya muerto, pero Julia no ama a Edward.
Edward: Yo solo quiero que sea feliz hasta el fin de sus días. No me importa si no sabe quien soy en realidad.
Daniel: Mentira.
Edward: ¿Perdón? ¿Me vas a decir que lo que digo es mentira?
Daniel: Todos tenemos un lado egoísta, y tu lo quieres ante cualquier cosa, es recuperar tu autentico cuerpo para que ella sepa que quien eres y podáis estar juntos. Aquí estoy, delante tuya, ahora. Acepta esta parte de ti mismo y vuelve a recuperar el amor que te corresponde de la persona que mas quieres.
Edward: Tienes razón, creo que si recupero la parte que falta de mi mismo podré acabar con Gaghio y obtener el amor de Julia para siempre, pues la haré mi princesa cuando sea el señor del tiempo. Lo haré por Julia y por todos aquellos que me quieren, por todos los que me han acompañado en esta aventura. Por nosotros dos que nos encontramos aquí encerrados.
Daniel cogió de la cintura a Edward suavemente y los dos juntaron sus labios que se convirtió en un beso lleno de pasión porque los dos pensaron que el otro era Julia y así lo harían la próxima vez que la vieran.
Daniel: Abramos esa puerta y salgamos al exterior como realmente somos.
Daniel y Edward se cogieron de la mano y con la otra que les quedaba libre abrieron la puerta cada uno de un picaporte distinto. En cuanto la abrieron un rayo de luz les cubrió completamente y avanzaron a la salida.
---------------------------
Edward se desmayó y se cayó al fondo del todo, con lo que el suelo se agrieto y empezó a subir lentamente la lava. Alex saltó rápidamente y en cuanto le sostuvo la cabeza su cuerpo empezó a brillar como si del mismísimo sol se tratase. Edward ya no estaba entre los brazos de Alex, miró hacia los lados y vio en la escalera de caracol a Daniel pero Alex no sabía que él era Edward.
Daniel: ¡Corre, sube! ¡La lava te alcanzará si te quedas ahí! ¡Vamos, no hay tiempo! Te lo explicaré todo arriba.
Alex confió en él aunque una parte de él supiera que era Edward. Alex y Daniel subieron lo más rápido que pudieron por aquella escalera de caracol que iba desapareciendo absorbido por la lava. El calor que hacía allí dentro era inaguantable pero lo consiguieron resistir hasta el final. Cuando llegaron a la cima avisaron a Nazaret de un grito de que la lava se iba a desbordar y que debían llegar a la siguiente tierra antes de que la lava les pudiera rozar. Nazaret corrió por la parte baja del volcán rodeándolo y Alex y Daniel bajaban a medida que corrían hacia delante. Nazaret llegó a la siguiente tierra y se paró para observar como llegaban Alex y Daniel que al final lo consiguieron. Los tres vieron como la lava seguía bajando pero la frontera de las dos tierras impidieron el paso de la lava. Daniel se relajó sentándose en el suelo de aquella nueva tierra, aunque parecía ser como la anterior del volcán. Nazaret y Alex observaron atentamente el aspecto físico de Daniel.
Nazaret: ¿Quién eres tu? No te conozco.
Daniel: Bueno, en realidad si me conoces. Yo sigo siendo un fantasma después de todo porque estoy muerto pero vosotros me conocéis por el nombre de Edward pero antes de morir me llamaba Daniel.
Alex: ¿El consejo te concedió un nuevo cuerpo? ¿Y como has sido capaz de deshacer tal hechizo? Es imposible.
Daniel: Alex, como estás comprobando, no es imposible. En el pequeño lapso de tiempo entre mi desmayo y la caída estuve dentro de mi y el poder mágico de los números dorados que también se encuentran en mi interior me devolvieron a mi verdadero aspecto.
Alex: Edward, los demás no te reconocerán.
Daniel: Cuando me vean les digo que soy Edward y me creerán. Ah, por cierto, no me llaméis Edward a partir de ahora. Yo me llamo Daniel.
Daniel sonrió alegremente y Alex se tiró encima de Daniel porque estaba feliz de que siguiera siendo el aunque no tuviera el mismo cuerpo.
Nazaret: Silencio. ¿Podéis escucharlo?
Daniel y Alex se concentraron y escucharon rápidas pisadas corriendo detrás de algo que sonaba gigantesco. A lo lejos podían ver a un lobo correr hacia ellos y detrás de él varias rocas redondas tan grandes como una sola persona que rodaban rápidas detrás del lobo. Una de las rocas le alcanzó una pata y cayó al suelo. Las rocas se pararon y volvieron al lugar donde se encontraban originalmente. Nazaret fue corriendo a por el lobo y antes de que ella llegara el lobo se transformó en Carlos.
Yaoi! Yaoi! Yaoi! como mola, me encanta Es muy simbolica besarse con uno mismo y es muy hermoso y es algo que nunca podreis hacer MWAJAJAJAJAJA
Edward: ¿Dónde estoy?
Edward se encontraba tumbado en el suelo de un gran salón, la luz de las lámparas que iluminaban la habitación se encontraban tiradas por el suelo y rotas y en el salón no había nadie salvo Edward, estaba completamente solo.
Edward: ¿Alguien me puede oír? ¿Alguien sabe que estoy aquí?
Edward no forzó la voz para saber si había alguien porque supuso que estaba solo, él se levantó despacio y observó a su alrededor. Había una puerta muy grande al final del salón y que se encontraba cerrada. Edward fue hacia la puerta y antes de que pudiera sostener en su mano el picaporte una voz en el otro extremo del salón le paró. Fue hacía allí pero no veía nada raro, nada que no estuviera allí antes.
Edward: ¡¿Hay alguien aquí?! ¡¿Hola?!
Edward corrió hacia una ventana, estaban tapadas con grandes cortinas de color negro pero cuando Edward fue a correr la cortina observó que la ventana estaba tapiada y miró en todas las ventanas y todas estaban igual. Volvió a la puerta grande del salón y antes de que pudiera volver a sostener en su mano el picaporte una nueva voz le detuvo, pero esta era más clara y Edward parecía reconocerla.
Daniel: No podrás abrir esa puerta. Esta sellada mágicamente.
Edward se dio la vuelta para observarle, estaba observando su antiguo cuerpo, pero por alguna razón estaba consiente, el mismo estaba en dos sitios al mismo tiempo aunque Edward dudaba de que el alma de Daniel fuera el suyo.
Daniel: ¿Te has quedado sin palabras? ¿No eres capaz de hablar contigo mismo? ¿Con tu otro yo?
Edward se quedó mirándole y Daniel se aproximaba a Edward mientras decía:
Daniel: No sientas vergüenza Edward, tu y yo somos la misma persona, nos conocemos bastante bien. ¿Quieres saber que es este lugar?
Edward: Ya se cual es este lugar, ya se donde estoy, pero la ultima vez que lo vi no estaba así.
Daniel: Cierto, se produjo este caos cuando morimos.
Edward: Este rincón de mi alma era el mas bello de todos y el más privado, ¡nadie debería de estar aquí salvo yo!
Daniel: Solo estamos nosotros dos y somos la misma persona así que en realidad solo estas tu.
Edward: ¿Qué eres tu?
Daniel: Yo soy tu, ya te lo he dicho, pero si estamos dentro de nuestra alma es lógico que nos encontremos con nuestro autentico yo, pero cuando morimos nuestra alma y nuestro cuerpo fueron separados pero estaban unidos por la mente. El mágico poder de la mitad de los números dorados ha provocado esto, están intentando anular el hechizo que lanzó el consejo sobre nosotros. ¡Aquella norma estúpida de privarnos de las personas a las que amamos durante la muerte! ¡Dejar de ser reconocidos por otros que nos quieren! Y vagar en este mundo solitariamente hasta el mismísimo fin, que, por si no lo sabes, eso no esta tan lejos después de todo.
Edward: ¡Yo evitaré que tal cosa suceda! Aunque tenga que hacerlo solo.
Daniel: Estás solo en esta batalla, pero si tu y yo nos unimos dejaremos de estarlo. ¿No es eso lo que quieres? Desde que morimos por culpa de Gaghio hemos estado cuidando de Julia sin que ella supiera quien somos en realidad. La hemos estado amado en silencio sin poder decir nada todo este tiempo y ella sigue amando a Daniel aunque ella supiera que haya muerto, pero Julia no ama a Edward.
Edward: Yo solo quiero que sea feliz hasta el fin de sus días. No me importa si no sabe quien soy en realidad.
Daniel: Mentira.
Edward: ¿Perdón? ¿Me vas a decir que lo que digo es mentira?
Daniel: Todos tenemos un lado egoísta, y tu lo quieres ante cualquier cosa, es recuperar tu autentico cuerpo para que ella sepa que quien eres y podáis estar juntos. Aquí estoy, delante tuya, ahora. Acepta esta parte de ti mismo y vuelve a recuperar el amor que te corresponde de la persona que mas quieres.
Edward: Tienes razón, creo que si recupero la parte que falta de mi mismo podré acabar con Gaghio y obtener el amor de Julia para siempre, pues la haré mi princesa cuando sea el señor del tiempo. Lo haré por Julia y por todos aquellos que me quieren, por todos los que me han acompañado en esta aventura. Por nosotros dos que nos encontramos aquí encerrados.
Daniel cogió de la cintura a Edward suavemente y los dos juntaron sus labios que se convirtió en un beso lleno de pasión porque los dos pensaron que el otro era Julia y así lo harían la próxima vez que la vieran.
Daniel: Abramos esa puerta y salgamos al exterior como realmente somos.
Daniel y Edward se cogieron de la mano y con la otra que les quedaba libre abrieron la puerta cada uno de un picaporte distinto. En cuanto la abrieron un rayo de luz les cubrió completamente y avanzaron a la salida.
---------------------------
Edward se desmayó y se cayó al fondo del todo, con lo que el suelo se agrieto y empezó a subir lentamente la lava. Alex saltó rápidamente y en cuanto le sostuvo la cabeza su cuerpo empezó a brillar como si del mismísimo sol se tratase. Edward ya no estaba entre los brazos de Alex, miró hacia los lados y vio en la escalera de caracol a Daniel pero Alex no sabía que él era Edward.
Daniel: ¡Corre, sube! ¡La lava te alcanzará si te quedas ahí! ¡Vamos, no hay tiempo! Te lo explicaré todo arriba.
Alex confió en él aunque una parte de él supiera que era Edward. Alex y Daniel subieron lo más rápido que pudieron por aquella escalera de caracol que iba desapareciendo absorbido por la lava. El calor que hacía allí dentro era inaguantable pero lo consiguieron resistir hasta el final. Cuando llegaron a la cima avisaron a Nazaret de un grito de que la lava se iba a desbordar y que debían llegar a la siguiente tierra antes de que la lava les pudiera rozar. Nazaret corrió por la parte baja del volcán rodeándolo y Alex y Daniel bajaban a medida que corrían hacia delante. Nazaret llegó a la siguiente tierra y se paró para observar como llegaban Alex y Daniel que al final lo consiguieron. Los tres vieron como la lava seguía bajando pero la frontera de las dos tierras impidieron el paso de la lava. Daniel se relajó sentándose en el suelo de aquella nueva tierra, aunque parecía ser como la anterior del volcán. Nazaret y Alex observaron atentamente el aspecto físico de Daniel.
Nazaret: ¿Quién eres tu? No te conozco.
Daniel: Bueno, en realidad si me conoces. Yo sigo siendo un fantasma después de todo porque estoy muerto pero vosotros me conocéis por el nombre de Edward pero antes de morir me llamaba Daniel.
Alex: ¿El consejo te concedió un nuevo cuerpo? ¿Y como has sido capaz de deshacer tal hechizo? Es imposible.
Daniel: Alex, como estás comprobando, no es imposible. En el pequeño lapso de tiempo entre mi desmayo y la caída estuve dentro de mi y el poder mágico de los números dorados que también se encuentran en mi interior me devolvieron a mi verdadero aspecto.
Alex: Edward, los demás no te reconocerán.
Daniel: Cuando me vean les digo que soy Edward y me creerán. Ah, por cierto, no me llaméis Edward a partir de ahora. Yo me llamo Daniel.
Daniel sonrió alegremente y Alex se tiró encima de Daniel porque estaba feliz de que siguiera siendo el aunque no tuviera el mismo cuerpo.
Nazaret: Silencio. ¿Podéis escucharlo?
Daniel y Alex se concentraron y escucharon rápidas pisadas corriendo detrás de algo que sonaba gigantesco. A lo lejos podían ver a un lobo correr hacia ellos y detrás de él varias rocas redondas tan grandes como una sola persona que rodaban rápidas detrás del lobo. Una de las rocas le alcanzó una pata y cayó al suelo. Las rocas se pararon y volvieron al lugar donde se encontraban originalmente. Nazaret fue corriendo a por el lobo y antes de que ella llegara el lobo se transformó en Carlos.
Yaoi! Yaoi! Yaoi! como mola, me encanta Es muy simbolica besarse con uno mismo y es muy hermoso y es algo que nunca podreis hacer MWAJAJAJAJAJA
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